No es la invención de la rueda, pero casi
Cuenta la leyenda que una terrible tormenta sorprendió al capitán Hans Gregory mientras comía un pan dulce. La complicada situación le obligó a poner los cinco sentidos en la nave y las dos manos en el timón, así que clavó el pan en uno de los radios. Este sería el origen del agujero que ha acompañado a la dona desde entonces.
¿Y por qué en Aston estamos hablándote de esto? Porque queremos que tengas la imagen de este pan en la cabeza para compartir contigo una de las teorías más interesantes de los últimos tiempos: la economía de la dona.
Una teoría redonda
Dónut, rosquilla, berlina, picarón o dona. Lo llames como lo llames, este pan explica el nuevo modelo económico que defiende Kate Raworth. La propuesta de esta investigadora de Oxford busca hacer compatibles el crecimiento financiero, el bienestar de todos los actores sociales y el cuidado del medio ambiente. Según Raworth, el producto interior bruto ya no es el mejor indicador para medir el progreso de una sociedad, porque solo contempla un crecimiento constante sin tener en cuenta otras variables. Por eso, propone sustituirlopor un modelo que responda a las necesidades de las personas y garantice la sostenibilidad medioambiental.
Piensa en una dona. Tiene buena pinta, ¿verdad? No te la comas todavía. Si te fijas bien, puedes identificar tres áreas. En el círculo central Raworth sitúa los mínimos que cualquier persona necesita para disfrutar de una vida digna. Estos mínimos vienen establecidos por los objetivos de desarrollo sostenible de la Organización de las Naciones Unidas, como la educación, la salud, la vivienda o la paz. El círculo exterior representa los límites que el crecimiento económico nunca debería sobrepasar para proteger los recursos del planeta, como el impacto descontrolado en la capa de ozono, la aceleración del cambio climático o la pérdida de biodiversidad. Por último, el agujero de la dona representa las carencias de miles de personas en todo el mundo. Este debería ser el objetivo prioritario de los organismos públicos y privados para reducir las desigualdades y mantener el equilibrio social y medioambiental. Si quieres, ya puedes comerte la dona en la que estabas pensando.
Vivir en una dona
La teoría de Raworth está ganando cada vez más seguidores entre economistas, políticos, científicos y CEO de todos los países. Por ejemplo, en Aston estamos trabajando en un espacio sostenible y autosuficiente en el estado de Querétaro, construido íntegramente con materiales reciclables y basado en la economía de la dona. Además, en algunos países se ha dado un paso al frente desde la administración pública para incorporar este nuevo modelo. Ámsterdam ha sido la primera ciudad en adoptar la economía de la dona en sus políticas, Suiza tiene el ambicioso objetivo de alcanzar las emisiones 0 en 2045 y Nueva Zelanda ha manifestado su compromiso de convertirse en un país dona.
Siete mil años después de la invención de la rueda, otra idea circular puede revolucionar nuestro futuro. Y es que la economía de la dona puede ser la respuesta que necesitamos para afrontar los grandes retos sociales, económicos, medioambientales y sanitarios de los próximos años. El capitán Gregory estaría orgulloso.